sábado, 14 de abril de 2007

Prohibido soñar… en azul

Crónica publicada el lunes, 27 de noviembre de 2006 en la revista Transición, dirigida por el periodista Carlos Ramírez


Guadalupe Thomas

Caracas, Venezuela.- Vivir en Venezuela y no ser chavista es como lo hubiera sido un judío en la Alemania Nazi. Detrás de los gritos, los llantos y la euforia de toda esa gente que espera durante horas y horas, para únicamente ver pasar a su “comandante”, el régimen del presidente Hugo Chávez Frías, esconde la frustración y el resentimiento de muchos venezolanos que vieron minada su libertad desde su llegada al poder, el 6 de diciembre de 1998.
Están divididos y la confrontación va más allá de los colores. Del azul al rojo hay tanta diferencia como las casuchas en derredor de los cerros donde viven familias hacinadas y las zonas de alta plusvalía donde viven quienes la gente llama la boligarquía, para no perder el principio bolivariano que sigue Chávez.
El próximo 3 de diciembre los venezolanos deberán decidir su futuro, en medio de dudas pues la tan traída y llevada democracia se ha perdido entre los discursos y las olas rojas que abruman a cualquier elector.
Por primera vez se hará un conteo de los votos recibidos al término de los comicios y se hará público en ese instante, sin embargo no es lo que quisieran. Las máquinas que registrarán las huellas dactilares de los ciudadanos, requisito para ejercer el voto, cubren apenas al 45 por ciento del padrón, de acuerdo con el Consejo Nacional Electoral (CNE). La falta de secrecía en el ejercicio del sufragio seguirá siendo la sombra de la democracia bolivariana, y pesará tanto, como el fantasma del presunto fraude cometido en agosto de 2004, cuando Hugo Chávez fue ratificado en el referendo presidencial, por más de cinco millones de votos.
Manuel Rosales, el candidato opositor, se ha proclamado vencedor. Ha dicho que va adelante en las encuestas y que algunas, las más conservadoras, le dan un empate técnico. Pudiera ser pues, muchos venezolanos con todo el sigilo y precaución, creen necesario un cambio. Sin embargo, el control ejercido por el presidente Chávez en todos los ámbitos, no permite siquiera imaginarlo. Está prohibido. Quién haga lo contrario, debe estar preparado para todo lo que le espera. Cualquier afinidad con el azul de Rosales es motivo de condena, persecución y anti patriotismo. Por eso esperan pacientes, a que el chavismo se acabe por sí sólo. "Si gana Rosales va a haber líos, la gente de Chávez no aceptará el resultado, está obligado a ganar con una gran diferencia para que no haya dudas. Si pierde (Rosales), pues no pasa nada, gritarán unos días pero nada más pasa, y esperaríamos a que el chavismo se termine por sí sólo". Eso en privado, cuidando que el de enfrente o el de al lado no escuche, pues puede ser chavista o delator.
José Ramírez Vilchez es ingeniero en sistemas, tiene estudios de postgrado y hoy está obligado a diversificar sus actividades para subsistir. Él fue uno de los 24 mil despedidos de la empresa Petróleos de Venezuela, S. A. (Pdvsa) por no votar por Hugo Chávez en el referendo revocatorio y tiene denegados la mayoría de sus derechos.
"Si gana Chávez, que creo sucederá, estaré pensando seriamente en mi salida de Venezuela", comenta mientras advierte que ya no hay más que perder. "Yo doy mi nombre, no me arrepiento de lo que hice y algún día, algún día vamos a ver que las cosas cambien", dice a punto del llanto.
El próximo 3 de diciembre, adelanta, acudirá a votar por Rosales, como la única forma de expresar su inconformidad, aunque en el fondo sabe que estará definiendo su permanencia o su autoexilio, al igual que miles y miles que están en la misma situación.
¿Dónde está la libertad de pensamiento? Se pregunta. “Los venezolanos vivimos como si fuera una libertad condicional, creemos estar libres, pero no lo somos. Tenemos prohibido todo”. Vivir en Venezuela y no ser chavista es como lo hubiera sido un judío en la Alemania Nazi, compara.
Para él, hay dos tipos de chavistas: los de conveniencia y los que realmente creen en él. "Aquí te tienen registrado todo, y desde el referendo, si quieres trabajar y no votaste por él, lo niegan; si quieres abrir una cuenta en el banco y no eres chavista te lo niegan; no puedes comprar libros en el exterior y menos estudiar algo que te pidan que se pague en dólares". Tan sólo por citar algunos ejemplos de ese nuevo socialismo, que ha querido instaurar Chávez como una forma transversal de ejercer la política, pero que ha devenido en divisionismo y en tiranía.
La gente está muy confundida, comenta Mabel Calderón Cruz, investigadora de la Universidad Católica Andrés Bello. Y opina que “no se distingue en estos momentos si es preferible virar hacia la derecha o aceptar este esquema democrático que más se parece a una dictadura”.
"La gente votó por las muchas necesidades que había, por cambiar sus condiciones de pobreza, pero a qué costo, y en realidad también han cambiado los nuevos ricos, y la gente que no está con Chávez, corre el riesgo de perderlo todo". Así como se han mejorado los servicios para los usuarios en el metro, una obra que no inició este gobierno, se han iniciado las misiones —programas de beneficio social— y se habla de la soberanía petrolera, también hay un excesivo control del estado que no es tan democrático, porque es sobre el individuo, y es quizá que por eso muchos dicen: “sí queremos un cambio”, pero tienen miedo de dar ese paso, porque conlleva el riesgo de ser sancionados. Aquí, explica Calderón, se sabe por quién votas y eso es tomado en cuenta para todo, lo cual es una medida antidemocrática. Es ahí donde se centra también la discusión, pues el modelo de democracia que adoptó Hugo Chávez, es más parecido a una dictadura y hay quien piensa que esa manera de gobernar está llegando al agotamiento. Pero en las calles, la presencia del comandante detiene el tránsito de vehículos. Todos buscan un lugar, aunque sea distante, para verlo. Chávez gobierna y Chávez, hace proselitismo. Tiene muchas ventajas sobre su opositor, principalmente el manejo mediático de sus actividades de gobierno, la televisión oficial y las restricciones para quienes osen pensar distinto a él. Las escenas son impactantes. La gente grita, le llora, le aplaude, lo idolatra, le espera con ansiedad y exaltan su presencia como sí fuera el salvador que están esperando. "Nadie había hecho nada por los pobres, ahora sí hay un presidente de verdad, sí hay un presidente del pueblo, yo por él tengo mi casa… si no fuera por Chávez yo no iría a la escuela… es que Chávez es el único que se ha preocupado por nosotros, preocupado de verdad", son algunas de las expresiones constantes en las manifestaciones públicas, en las que no habla, sólo saluda desde un vehículo custodiado por los elementos de la Guardia Nacional. Lejos quedó ese 4 de febrero de 1992, cuando intentó el golpe de estado, y sólo tuvo 73 segundos para transmitir un mensaje en el que convocaba a sus seguidores a deponer las armas, reconocía la autoría del fallido golpe y advertía que habían fallado "por ahora". Chávez tiene ahora todo el tiempo necesario de la televisión oficial y es una de sus herramientas principales para su reelección. ¡Uh, ah, Chávez no se va! Se escucha por doquier, con un toque de música criolla que contagia e identifica a la gente con la figura de su presidente, el que fue todo furor cuando China lanzó al mercado un muñeco con sus características. Eso sí se permite a los venezolanos, pues muchas cosas son consideradas antipatrióticas. Por eso se invita a que la navidad sea "roja, rojita", y que sea una "navidad de verdad", sin arbolitos de navidad, ni la figura de San Nicolás o Santa Claus, pues ambos son símbolos del imperialismo y atentan contra la revolución. Cualquier, venezolano o no, es considerado sospechoso. "Aquí está prohibido tomar fotos, si toma fotos aquí o en cualquiera de las calles, los hombres llegan y se la llevan, la detienen y le borran todo lo que tiene en su cámara, así que no se arriesgue" dice el responsable de la guardia nacional en el Palacio de Miraflores. Explica que aquí, en Caracas, y en todo el territorio de Venezuela, “se cuida al presidente Chávez”, y que por el proceso comicial que se avecina, cualquiera "hasta los propios guardias" son sospechosos. El Palacio de Miraflores, la Alcaldía Mayor de Caracas, la Plaza Simón Bolívar, la casa donde nació el prócer y otros sitios de la ciudad, están blindados por la Guardia Nacional, y por otro ejército, el que siempre deambula por las calles, sin más uniforme que las ropas raídas y que no vive en los cerros, sino en cualquier rincón de esas calles. Conviven ahí, el mercado negro y la indigencia, de lo que tampoco se permite tomar fotografías. Está prohibido pagar en dólares o euros, hacer más de una operación bancaria al día, consumir hallacas en la cena de navidad, comprar libros en el exterior, portar propaganda o hacer proselitismo por el candidato Rosales, abrir una cuenta bancaria o incluso trabajar, si no se está con el régimen. Sólo falta que les prohíban soñar. Y es que Hugo Chávez Frías, desde que entró al Ejército dejó de hacerlo.
Eleazar Díaz Rangel, director del periódico Últimas Noticias, cuenta en su libro Todo Chávez, que un día preguntó a Chávez (quien nació en Sabaneta, Barinas, el 28 de julio de 1954) sobre su intención de ser beisbolista, una pasión que hasta la fecha conserva.
El joven Hugo Chávez soñaba con ser beisbolista y dice que entró al Ejército motivado por la presencia de José Antonio Casanova y Héctor Benítez Redondo, famosos jugadores de futbol en los años 40 y 50, que fungían como instructores en el campo militar. Pero una vez dentro, el sueño desapareció.
¿Cuándo dejó de soñar ser pelotero? Preguntó Díaz Rangel. —Enseguida, respondió Chávez, quien influenciado por la vida de Simón Bolívar, buscó ser presidente y hoy está en la antesala de la reelección, como el más querido y el más odiado.


Datos de apoyo

Elección: 3 de diciembre de 2006

Candidatos: Hugo Rafael Chávez Frías, oficialista y Manuel Rosales, opositor

El 6 de diciembre de 1998, Hugo Chávez ganó la presidencia de Venezuela con el 56.7 por ciento (tres millones 673 mil 685 votos)

El 30 de julio de 2000 fue ratificado con el 60 por ciento de participación (tres millones 757 mil 773 votos)

El 14 de agosto de 2004 fue ratificado en referendo presidencial a favor de que se mantenga como presidente de la República Bolivariana de Venezuela con el 59 por ciento (cinco millones 800 mil 629 votos). El referendo estuvo marcado por señalamientos de fraude y manipulación.

La perspectiva que tiene para esta elección es obtener la reelección por segunda y última ocasión, con una votación estimada de 10 millones de electores, aún cuando se vaticina una baja participación ciudadana

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